Si quieres consultarnos sobre los talleres de la Campaña Buentratarte, puedes hacerlo a través del email:
bego@bidegintza.org
Mila esker!
GENERANDO ENERGÍA PARA EL BUEN TRATO A LA INFANCIA
Podéis ver un resumen anticipado de los aspectos que abordaremos en la charla organizada por el proyecto Tratuon (www.tratuon.org) aquí:
Qué es Tratuon
Tratu on es un proyecto surgido
de la alianza de dos entidades sociales con amplio recorrido y apuesta por la protección
y el buentrato a la infancia: Bidegintza G.E.K. y EDE Fundazioa.
Pretende generar y facilitar
recursos y acompañamiento a las personas que trabajan con niños, niñas y
adolescentes para protegerla mejor frente a la violencia, desde la cercanía de
cada contexto.
Realizamos actividades de
sensibilización, formación y asesoramiento para ayudar a proteger a la infancia
y adolescencia frente a la violencia y promover entornos seguros y de buentrato
allá donde hay niños, niñas y adolescentes.
Desde Tratuon promovemos esta
charla de sensibilización sobre cómo construir conjuntamente espacios seguros y
respetuosos con la infancia y adolescencia en la comunidad.
Contextualización de la charla
Sentirse seguros y seguras es una
necesidad de los niños, niñas y adolescentes. Nos lo recuerdan las diferentes
teorías psicológicas del desarrollo y se recoge en diferentes normas y leyes
como la Declaración de los Derechos de la Infancia y la Ley Orgánica de
Protección a la Infancia frente a la Violencia.
La seguridad de niños, niñas y
adolescentes supone satisfacer diferentes necesidades básicas (físicas,
emocionales y sociales) y posibilitar el desarrollo de sus potencialidades para
la vida. Y sufrir violencia es contrario a este objetivo.
Escuchamos estadísticas de varias
organizaciones y vemos noticias de sucesos sobre la violencia ejercida por
personas adultas hacia niños y niñas y entre ellos y ellas que, sin duda, nos
preocupan. ¿Estamos ante un incremento preocupante de la violencia que sufre la
infancia?
Algunos datos nos llevan a pensar
que sí, aunque también hay más detecciones y aún no hay suficientes estudios
comparativos en el tiempo para valorar más concretamente el alcance del incremento.
Lo que sí tenemos más claras son algunas cuestiones:
¿¿Y por qué pasa esto? Nunca hay
un único factor. Sabemos que hay factores de riesgo que pueden alimentar la
violencia. Entre otras cosas, los
modelos relacionales inadecuados, la falta del sentido de respeto a la autoridad, la ideología extremista que se cuela, la
cultura de la inmediatez, el culto a la imagen y narcisismo, el individualismo,
la crisis económica, los problemas de estrés-ansiedad-salud mental, la soledad emocional, el vacío
para supervisar determinados contenidos en el mundo virtual, la falta de un
ocio sano con acceso a las pantallas y sustancias tóxicas de forma adictiva más tempranamente, la pandemia, el acceso temprano a la pornografía y contenidos
inadecuados de violencia, la falta de recursos educativos y sanitarios…
Es necesario abordar estos
factores de riesgo para su disminución y, también es interesante potenciar los
factores de protección: cómo generar entornos seguros para la infancia y
adolescencia en los que no quede lugar para la violencia y que sí alimenten una
cultura de buentrato.
Elementos de seguridad
Durante la charla, podremos abordar, desarrollar y concretizar 10 puntos:
En este sentido, extender la
cultura comunitaria para la protección, el buentrato y la seguridad de niños,
niñas y adolescentes va a ser fundamental. La comunidad, el barrio, el pueblo,
la ciudad y las personas, agentes, recursos que se mueven en él son el espacio
natural para poder hacer un entorno seguro de una manera eficaz y
participativa. Y es que es importante que entendamos que para proteger a la
infancia y luchar contra la violencia, debemos colaborar y trabajar en red.
Nuestros barrios y comunidades son los espacios de socialización de niños y niñas y, por lo tanto, también deben
ser entornos seguros protectores. Y para
que la comunidad se conecte hace falta movilizarla, concienciarla y formarla.
Tratuon recoge este reto, tratando de poner en valor las iniciativas y agentes
que ya trabajan en ello y a animar a otras para que se sumen.
¿Cómo “aterrizar” todo esto? Ya
hay experiencias, buenas prácticas, ejemplos… que pueden tenerse en cuenta.
Tanto para nuestros hogares familiares, como para los centros escolares,
recursos sociales, de ocio, deportivos, sanitarios … y el barrio. Y, sobre
todo, es necesario espacios de sensibilización, contraste y formación para
ello.
La charla junto con la Exposición
de los Derechos de la Infancia quiere favorecer
la sensibilización y reflexión sobre el buentrato a la infancia y
adolescencia al entorno natural de la comunidad, del barrio, de la ciudad o el
pueblo. Desde el acceso libre y posibilitador para cualquier persona adulta.
Además, el taller “Yo también construyo el buentrato” para niños y niñas tiene
como objetivo reflexionar, participar y sacar propuestas generales y
compromisos personales para el buentrato de su parte, dentro de su círculo de
influencia y desde su rol.
¡Vamos a ello!Apostemos por Comunidades de Buentrato y Espacios Seguros para la Infancia y Adolescencia
Begoña Ruiz
Técnica del programa Tratuon
www.tratuon.org
Quizás en algún momento hayas
escuchado a tu hijo decir algo así: “Tengo derecho a esto y no me lo puedes
quitar” También te puede sonar esta frase: “Quieren tener todos los
derechos del mundo, pero ningún deber… así nos va”
Tienen derechos.
Los niños, niñas y adolescentes
tienen derechos, sí. Fueron aprobados en una Convención de las Naciones Unidas
hace años y la mayoría de los países se han ido comprometiendo a garantizar su
cumplimiento.
Son unas normas protectoras que
contemplan que infancia y adolescencia también tienen derechos humanos.
Los niños no son proyectos de personas adultas que ya tendrán derechos humanos,
sino que ya los tienen.
Las niñas tienen unas necesidades
(físicas, emocionales, sociales, cognitivas…) a resolver y han de contar con
unas condiciones adecuadas para desarrollar sus competencias de vida en bienestar.
Y en diferentes dimensiones (con salud, vivienda, familia, educación, tiempo de
ocio, deporte, juego y descanso, identidad… en igualdad, sin violencia,
pudiendo opinar…)
Al depender de las personas
adultas para satisfacer sus necesidades, hay que garantizar que padres/madres,
tutoras, profesorado, personal sanitario etc se responsabilicen de
atenderles adecuadamente. Y los gobiernos y otros organismos deben velar
porque tengan los recursos económicos, formativos, sociales, de salud… para que
puedan hacerlo bien y si no es así, tomar medidas.
Esto implica, por ejemplo, que
las niñas no son “propiedad” de sus familias, de otras personas o
recursos y no pueden educarlas o criarlas de cualquier manera. Han de hacerlo
desde modelos de Buentrato.
Digamos que el enfoque de
derechos de la infancia marca las reglas para que, en una sociedad, los niños
puedan tener un bienestar integral y no se cometan injusticias,
discriminaciones o violencias hacia ellos.
Los derechos y los deberes
Contemplar que las niñas tienen
derechos no implica que tengamos que meterlas en una burbuja hiperprotectora o
que todos sus deseos tengan que ser cumplidos. No va por ahí el concepto de
derecho de la infancia.
Por ejemplo, una cosa son los
deseos y otra las necesidades. Yo puedo tener el deseo de comer 4 bollos pero
no es la manera de satisfacer la necesidad de hambre. Yo puedo tener el deseo
de divertirme tomando alcohol pero no es la manera de satisfacer la necesidad
de entretenimiento o gestión emocional. Tendremos que contemplar las
necesidades de fondo de nuestras hijas para ayudarlas y eso no implica dejar
vía libre sin más a deseos que supongan perjuicio para su bienestar o el de
otras personas.
Hemos de recordar que una de las
principales competencias de vida que hemos de fomentar es la autonomía.
Las familias tendremos que crear un marco de amor que incluya afecto y
disciplina positiva para estimularla. Dejarles que afronten algunos retos
solos, poner límites a algunas cosas (porque son peligrosas para su salud,
porque faltan el respeto a otras personas o porque implican sobredependencia ),
dejar que tomen ciertas decisiones, que aprendan de algunos errores (siempre
desde cierta seguridad) y que vayan aprendiendo a gestionarse emocionalmente,
incluso con la frustración. Siempre reconociendo sus esfuerzos y acogiéndoles
afectivamente en cualquier caso.
Promover su autonomía tampoco
quiere decir que les “hagamos duros” sin contar con nuestro amor y aceptación
incondicional. No quiere decir que practiquemos una disciplina autoritaria o
incluso con manifestaciones de violencia. Ahí nos alejaríamos del objetivo del
Buentrato que implican los Derechos de la Infancia.
Una competencia de vida
fundamental es la propia responsabilidad y el respeto. El respeto y
cuidado hacia otras personas, hacia el planeta y hacia sí mismas. Ahí estarían
también sus “deberes” y hemos de potenciar esa responsabilización de manera
ajustada y progresiva.
Derechos y Bienestar
Los derechos de la infancia y
adolescencia persiguen en última instancia el desarrollo en bienestar y podemos
reflexionar también sobre el sentido que damos a la palabra Bienestar.
Hoy en día podemos sumarnos al carro de contemplarlo como la acumulación o
consumo a lo grande y constante de cosas, actividades, alimentos, sustancias,
pantallas…que dan una subida rápida de “placer” Y el bienestar que deseamos
para nuestros hijos quizás tenga que ir por otro lado. Sobre todo, porque
agotamos recursos del planeta, los distribuimos mal y aparecen con más
facilidad problemas de salud como obesidad, adicciones o relacionados con la
imagen y el autoconcepto.
Tendremos que fijarnos también en
aquellas dinámicas que, sin querer, inconsciente o indirectamente, pueden
derivar en cierto no buen trato hacia las niñas. A veces tienen que ver con
nuestro hacer directamente y otras veces con la estructura socioeconómica que
no ayuda. Pensemos en el grado de malestar que podemos generarles cuando les
colocamos en medio de situaciones de pareja de gran conflictividad, cuando no
podemos tener tiempo para ellas, cuando nuestro estrés ante la precariedad
económica nos pone en estados emocionales inadecuados para la crianza, cuando
no encontramos o no usamos recursos de salud mental, cuando se ven inmersas en
procesos judiciales que no contemplan su vulnerabilidad… Tomar conciencia es el primer paso y en todo
esto es importante que las familias contemos con medidas para cambios en la
estructura, recursos de ayuda, y podamos generar dinámicas de autocuidado y
cuidado mutuo con otras personas que nos ayuden.
Pero volvamos al título del
artículo. Cuando nuestra hija nos hable de sus derechos, aunque sea en un
intento de “salirse con la suya”: ¡escuchémosla! Escuchemos qué puede
haber detrás de esa frase. Detrás de su “deseo” puede estar la necesidad de ser
autónoma, de “reivindicarse” como persona con criterios, la necesidad de
recibir “límites”, la necesidad de ser escuchada, la necesidad de tiempo de
relación, la necesidad de expresarse emocionalmente, la necesidad de recibir
ayuda, la necesidad de que la ayudemos a tomar conciencia de cosas, valores o
principios…
Tendremos que reconocer sus
necesidades de fondo, validar sus emociones y buscar las soluciones
desde cierto pensamiento crítico. Y, dentro de ello, marcar los límites que
consideremos, negociar o posibilitar su petición.
En cualquier caso, sería
interesante que puedan conocer el sentido real del concepto “derecho”,
lo que implica y la dimensión de responsabilidad que trae. Responsabilidad
para nosotras madres que hemos de procurar protección y bienestar (y eso
implica a veces decir no, otras sí y otras, “vamos a verlo”) Y responsabilidad
para ellas en la construcción de su autonomía, cuidado de otras personas y
autocuidado. Porque si cumplir un “derecho” mío implica “atacar” el derecho de
otra persona, “hacerme daño” o “no aprender algo importante para mi autonomía”,
tendríamos que revisarlo. En el caso de las adolescentes, por ejemplo, trabajar
el concepto real de la palabra libertad también es muy interesante.
Y podemos aprovechar situaciones
cotidianas o noticias para abordar algunos derechos, valores, principios
…Por ejemplo, derecho a la salud (también a la salud mental), derecho a vivir
en paz, derecho a que te traten sin violencia, derecho a la inclusión …
El bienestar que promueve el
enfoque de derechos no tiene que ver con esa “acumulación” de la que hablábamos
antes, sino con sentirse seguro emocionalmente. Y para ello, es
necesario estar en un espacio físico seguro y, sobre todo, contar con relaciones
seguras en las que no haya violencia ni discriminación. Preguntarles
cuándo, cómo, dónde se sienten seguras, buentratadas puede ser interesante…En este vídeo de
BBKFAMILY algunos niños y niñas nos lo cuentan https://youtu.be/fNND1w2LqQ8
Los niños, niñas y adolescentes
necesitan conocer sus derechos. En casa también se los podemos contar,
abordando la dimensión que hay en ellos. El Ararteko tiene algunos materiales
que pueden
ayudarnos a ello:
https://www.ararteko.eus/RecursosWeb/DOCUMENTOS/1/0_3532_3.pdf
https://www.ararteko.eus/RecursosWeb/DOCUMENTOS/1/1_3532_1.pdf
Por último, plantear que educar
en derechos y desde el Buentrato es responsabilidad de todos, también de
la familia. Educar en principios como la no violencia, la no discriminación y
potenciar la autonomía es básico para ello. También es muy importante ayudar a
que nuestros hijos creen una especie de “reservorio” de herramientas y fórmulas
que les fortalezcan emocionalmente. Por ejemplo: saber cómo identificar,
expresar y gestionar emociones, tener sentido del humor, introducir elementos antiestresantes
sanos en el día a día, saber cómo pedir ayuda, a quién pedir ayuda, qué es
querer bien/querer mal, manejar positivamente los conflictos, participar desde
la solidaridad en proyectos…Y todo ello desde nuestro afecto, el pasar tiempo
juntos, el reforzar el sentimiento de familia, el contar con una red de
personas que nos ayudamos mutuamente…
Y en este sentido, os animamos a
hacer este pequeño taller en casa “La fórmula del Buen Trato” en el que podréis
descubrir qué momentos, acciones, actitudes mutuas son las que os hacen sentir
más seguras en la relación familiar.
Español:https://youtu.be/0N9n3s4kYZc
Euskera: https://youtu.be/IHfCtu3mfIw
El 20 de Noviembre se celebra el
día de los Derechos de la Infancia pero éstos han de estar presentes todos los
días del año. Desde su comprensión amplia, hemos de trabajar en familia y
sociedad por ellos. Y, por supuesto, la
clave como siempre es dar ejemplo, modelar y vivir desde el Buentrato.
Recursos:
EN CASA TAMBIÉN SE HABLA DE ESTO/ ¿TU HIJO
PUDE SER UNO DE LOS CINCO? Claves para ayudar a prevenir el abuso sexual.
Si te has animado a leer este artículo, ¡gracias! Puedes
sentirte muy satisfecho, satisfecha. No es nada fácil aceptar que una niña
puede ser víctima de un abuso sexual y mucho menos si es nuestra hija. Pero las estadísticas nos dicen que 1 de
cada 5 niños o niñas sufre alguna experiencia de abuso antes de los 17
años, el 80-85% dentro de su entorno de confianza, el 60% no recibe ayuda, y el
90% no lo dirá en la infancia. Y, siendo así, aún sigue siendo un tema del que
no se habla. Porque es algo contranatura, nos parece una “aberración”, nos
coloca en emociones de indefensión...y nuestro cerebro individual y social
“anula” esa posibilidad. Nos descoloca especialmente saber que la mayor parte
de abusos son perpetrados no por personas desconocidas sino por personas
conocidas, de confianza para nuestros hijos, incluso de la familia.
No es mi intención meter miedo sobre este tema, sí crear conciencia
de la responsabilidad y la oportunidad que tenemos como padres y
madres. Es necesario educar para que, en
la medida de sus posibilidades, puedan evitarlo, aprendan qué hacer si les
ocurre y sepan que pueden contar con nuestra ayuda y la de otras personas.
A veces, hablamos del tema cuando tienen ya cierta edad, cuando van a
algún campamento o cuando ha habido un suceso lamentable y los medios de
comunicación le han puesto altavoz. Pero
debería ser algo que esté dentro de la educación afectivo-sexual (que es
un derecho de la infancia) ya desde la etapa infantil, adaptando la
información a cada edad y favoreciendo el pensamiento reflexivo. Y
sin caer en la tentación de provocarles una angustia no asumible para
evitar que suceda a toda costa.
No es fácil saber cómo hacerlo. No nos han educado en ello y no es un
tema que contrastemos tan fácilmente con otras madres, con la escuela o
profesionales. En este artículo nos gustaría transmitir algunas claves y
ofrecer algunas referencias de ayuda.
Claves para la educación en prevención de abusos sexuales.
1- Educar la confianza.
Para prevenir y hablar de este tema es imprescindible generar
relaciones de Buen Trato y de confianza con nuestros hijos. Para la
confianza, los juicios rápidos, los estereotipos, las amenazas, los chantajes
emocionales no son buenos compañeros. La afectividad incondicional, la
disciplina positiva, la escucha y la comunicación no violenta son de gran
ayuda.
Desde esa confianza, podrán fortalecer sus capacidades de autoestima,
de resiliencia, el empoderamiento, el talento … Y podrán desarrollar
herramientas que les hagan sentirse válidas y capaces de afrontar retos,
ayudarse a sí mismas y pedir ayuda.
A continuación, hablaremos de algunas claves que, insistimos, deberían ir enmarcadas dentro de la educación afectivo-sexual amplia que hagamos desde casa. Adaptaremos los contenidos a las edades, capacidades y momentos de nuestras hijas. Lo importante es que puedan conocer y vivir de forma sana su cuerpo, las emociones y las relaciones que irán creando con dos claves: autocuidado y cuidado mutuo.
2- Mi cuerpo es un tesoro.
Los niños han de aprender a querer y cuidar su cuerpo como si de un
tesoro se tratara.
Para ello, primero han de conocerlo y saber para qué sirve cada
parte. Esto incluye los órganos sexuales. Llamarlos por su nombre (vulva y
pene; no “pocholita” o “pitilín”) y saber sus funciones: para “tener bebés”,
para orinar en el caso de los varones y también para dar placer. Podemos
abordar la masturbación, por ejemplo, como algo natural que da placer a uno
mismo y se hace en contextos de intimidad. (como hacer pis o caca)
Además, hay que generar unos hábitos de aseo, alimentación,
actividad física, descanso … con la idea de cuidar el cuerpo. Cuidarlo
también significa protegerlo. Por ejemplo, nadie puede pedirles que se
desnuden y fotografiarles o “jugar” con sus órganos sexuales. Aita y ama podrán
tocarlos para hacer el aseo cuando son más pequeños o el médico para hacer
alguna exploración (siempre con presencia de papá o mamá) Tampoco ninguna
persona adulta o niña podrá pedirles que se masturben delante suyo o que
presencien la masturbación de otra persona.
Los niños más pequeños pasan por una fase de curiosidad en la que
pueden desnudarse, querer ver las partes íntimas de aita o ama o las de otras
niñas. Les mueve la curiosidad y no el deseo sexual. Generalmente, se distraen
pronto con otros temas y se quedan satisfechas con informaciones que les damos
a través de cuentos, guías y conversaciones.
Es posible que dentro de esa curiosidad puedan iniciar “juegos
sexuales con tocamientos” entre iguales. En estos casos, desde la serenidad
y la calma les explicaremos que eso forma parte de algo íntimo que hacen las
personas más mayores cuando ambas están de acuerdo y están en otro tipo de
relación. Los niños aún no tienen esas relaciones entre ellos y pueden jugar a
otras cosas. Cada niño en su intimidad puede tocar sus órganos genitales pero
no los de otros. En caso de que veamos conductas de tipo sexual exhibitorias o
de tocamiento muy repetitivas, obsesivas o invasivas podríamos ver si hay algo
más que el niño está expresando así.
Y para ver a nuestro cuerpo como un tesoro, hay que transmitir, por supuesto, lo bueno que es aceptar y querer su forma, altura y características tratando de que esté sano más allá de comparativas y cánones sociales.
3- Gestión emocional.
La educación emocional es fundamental para la autoestima y para todo.
También para el desarrollo afectivo-sexual. Identificar cada emoción con
lo que ocurre en el cuerpo, ponerle nombre, hablar de ello y gestionarlo
de forma adaptativa. Es básico poder elaborar las emociones de
miedo y asco, implicadas muchas veces en los maltratos y abusos sexuales.
El asco, por ejemplo, es una emoción que nos protege. Y a veces “anulamos” sin querer su primer efecto protector. Por ejemplo, obligando a nuestras hijas a dar o recibir un beso de saludo a una persona aunque les dé rechazo o a que se coman algo que les da “arcadas” sin miramientos. Podemos ayudarles a saludar o expresar el afecto o a comer algo nuevo con paciencia y sin obligar. En el caso del miedo, decirles que ser valientes supone a veces huir de situaciones peligrosas, contar lo que da miedo, pedir ayuda o no guardar “secretos malos”.
4- Decir No.
Es necesario que los niños aprendan a ser asertivos y decir No
a propuestas que pueden ser peligrosas, les asustan o incomodan. De hecho,
muchas personas adultas aún seguimos con ese problema por nuestro temperamento
más inhibido, por la presión de grupo, por nuestro deseo de aprobación, por
nuestra inadecuada gestión emocional…
Ayudará que los padres y madres podamos mantener un modelo de
disciplina positiva que conjugue la firmeza de una autoridad con la
afectividad, empatizando, favoreciendo la reflexión y alentando a la búsqueda
de soluciones sin impedir la asertividad.
Podemos concretar algunos “noes” interesantes para la protección. Por
ejemplo, cuando son más pequeñas que sepan decir “no” a una persona extraña
que les anima a alejarse para buscar caramelos, ver “perritos” o jugar a
algo especial. Decir “no” a irse con alguien desconocido que “supuestamente”
va a buscarles de nuestra parte (podemos tener un código o palabra clave
que esa persona deberá decir para aceptarle) No ir al baño solos en espacios
públicos o sin avisar. Decir no a que la puerta de una consulta se
cierre o a ser atendido sin estar presente o avisada la persona cuidadora y
con su permiso…
En el caso de la adolescencia, cuando empiezan a tener los primeros
contactos sexuales hay que trabajar la idea de que No es No aunque se
esté “con la ropa ya quitada”.
Hoy en día, también deben aprender a dar algunos “noes” en la vida online.
La tecnología y las redes sociales son un medio en el que se pueden sufrir
abusos sexuales. La web Pantallas Amigas tiene recursos de ayuda para las familias
y las chicas que son muy interesantes. Los controles parentales pueden evitar
en cierta medida que entren en lugares inadecuados. Pero lo más importante es
ir educándoles en hacer un uso crítico y reflexivo, en cuidar y querer su
propia imagen y sexualidad de una forma sana.
Decir No a la hipersexualización, a que compartan datos personales o
imágenes íntimas desnudas, a relacionarse con gente que no conocen… y evitar,
así, el sexting o grooming. Es un chip que debemos trabajar
especialmente en la pre y adolescencia y también antes ya que cada vez se
accede al mundo digital antes.
Podemos pensar que instruirles en todo esto puede “minar” su confianza en las personas pero en realidad se trata de establecer unos códigos de autocuidado y cuidado mutuo dentro de las relaciones. Con personas extrañas o conocidas. Además de algunos “noes”, hay muchos “síes” sanos en las interacciones.
5- Pedir ayuda.
¿A quién puedes pedir ayuda? Las niñas necesitan saber quiénes son las
personas a las que podrían recurrir. Y
pueden ser del contexto familiar o de otros.
Aparte de los padres, alguien de la familia extensa, la profesora, el
monitor del comedor, la educadora del grupo de tiempo libre, una vecina, una
entrenadora, el pediatra … Es más fácil si son personas conocidas, hay cierta
relación afectiva y las niñas sienten que nosotros las legitimamos como
“personas afectivas a las que acudir”
La nueva Ley de Protección a la Infancia anima a que las personas
adultas podamos tener formación para saber prevenir, detectar, acompañar y
derivar en situaciones de abuso u otras formas violencia. De hecho, en la escuela, en los centros
deportivos y grupos de tiempo libre habrá Referentes de Protección
formados específicamente para esto y a los que podrán recurrir.
Sería interesante que tanto padres y madres, como personas a las que
puedan pedir ayuda sepamos que, si pasa, es importante en esos momentos tener
serenidad, transmitir confianza, no culpabilizarles, escuchar y
acompañar con discreción y transparencia (les avisaremos de que lo que
nos cuenten se lo tendremos que contar a otras personas, al menor número
posible para conseguir una buena ayuda), no poner en duda sus palabras ni hacer
interrogatorios invasivos. Todo esto
evitará la victimización.
Además de saber a quién, sería interesante que supieran de qué
forma y cuándo es mejor pedir ayuda. Por ejemplo, siempre será más fácil si
se hace en privado y con cierta intimidad que en público delante de mucha
gente.
Poner palabras puede ser complicado, sobre todo, si se produce algún
bloqueo. De hecho, pocas veces nos lo “cuentan” sin más. Por ello, les diremos
que si les pasa podrán contarlo a través de un mensaje, un dibujo, un gesto … Y
tendremos que estar atentas a cambios de comportamientos o estados de ánimo
bruscos u otras señales. No se trata de obsesionarnos con ello y “ver”
lo que no hay pero sí tener conciencia. CEAPA ha editado una guía para familias
y AMPAS para la Prevención y el Abordaje del Maltrato y
Abuso Sexual donde hay
información al respecto. Si tenemos dudas de lo qué puede estar ocurriendo
podemos contrastar con el colegio, la pediatra o algún servicio
específico.
Algo que a veces les “echa para atrás” para contarlo es pensar
que les vamos a culpabilizar, ridiculizar o “castigar” por no haber estado
atentos y se callan. Otras veces, les
hemos dicho previamente (en un ataque de pánico y rabia) que si llega a pasar
algo así, “mataremos” o “haremos algo malo” a quien abuse de ellos. (a veces el
abusador es alguien “querido” y no quieren que acabe muerto o nosotras en la
cárcel) También puede ocurrir que estén “amenazadas” o “chantajeadas” por el
abusador para ocultarlo.
Nuestros mensajes tendrán que ir encaminados a que si pasa algo es necesario que lo cuenten, a nosotras o a otras personas de referencia, que les felicitaremos por ser valientes, que les vamos a querer y cuidar siempre, que no nos va a pasar nada a nosotros y que les vamos a ayudar. Y si hace falta buscaremos apoyo de gente que sabe más sobre qué hacer y cómo proteger en estos casos. Y siempre lo haremos con discreción, transparencia y desculpabilización.
6- Secretos Buenos y Malos
A veces, las niñas caen en la manipulación emocional de “vamos a guardar esto como un secreto de algo especial entre tú y yo” o se les amenaza para que callen. Hay que ir ayudando a nuestros hijos a diferenciar entre los buenos y los malos secretos. Hay “secretillos” que podrían ser buenos (por ejemplo, cuando se organiza una fiesta sorpresa de cumpleaños para una amiga) y otros malos. Un secreto malo es aquel en el que:
Contar un “secreto malo” es de valientes y justos y no de “chivatos” o “flojos”. Esto es algo que hemos de trabajar para prevenir abusos, acosos u otro tipo de situaciones.
7- Nuestro modelo.
Nuestro modelo es fundamental. Si no aceptamos nuestro cuerpo, si
vemos nuestra propia masturbación como algo “malo”, si no sabemos gestionar y
hablar de nuestras emociones, si no somos asertivas y siempre decimos “Si”, si
guardamos secretos malos, si no sabemos pedir ayuda o no tenemos una red de
apoyo … será más difícil que nuestras hijas puedan seguir estas claves. Así
que toca “trabajarnos” sin duda muchas cosas. Hay que tener en cuenta que
una de cada cinco de nosotras puede arrastrar un abuso de la infancia, a veces
trabajado y otras no. Puede ser un momento para hacerlo. Cuando se tienen hijos
y se está en plena crianza se “remueven” muchas historias, incluida ésta.
Algunas conclusiones
Todo esto no es fácil, no. Y,
siendo así, es nuestra responsabilidad. Cuando se produce un abuso
sexual siempre hay un abuso de poder y de confianza en una relación.
Será necesario abordar también el tema de qué es “querer bien” o “querer mal”
Si alguien, aunque sea de tu familia o de “confianza”, abusa de ti, te
maltrata, te desatiende o te obliga a guardar malos secretos, no te quiere
bien. Pero éste sería un tema para profundizar en otro momento.
En general podemos tratar de:
Hay diferentes guías, material didáctico y cuentos de ayuda.
Podemos usarlos y hacer procesos en los que preguntarles qué saben, qué opinan,
ayudarles a reflexionar, a pensar soluciones…
adaptándonos a la edad, la capacidad, el temperamento, la situación… No
se trata de dar una charla y listo o “bombardearles” con un montón de consejos
sin más. A veces, podemos sacer el tema a propósito, otras aprovechar cosas que
pasan, soltar “globos sonda” o estar disponibles cuando quieran hablar de
ello.
Entre los cuentos, “La Regla de Kiko” y “Mi cuerpo es un
tesoro” para los más pequeños son básicos. Para un poco más mayores “Estela
grita muy fuerte”, por ejemplo. Y para adolescentes, podemos usar algunas
guías de educación afectivosexual que incorporan este tema. Por ejemplo, la
de Pepa Horno e Itziar Fernández
para el ayuntamiento de Burgos.
La idea es abordar este tema dentro de la educación afectivo sexual.
En BBKFAMILY podéis encontrar un curso online gratuito sobre esta área.
También, estar atentas a las charlas, cursos y talleres para padres organizados
desde las AMPAS, recursos de la comunidad o asociaciones específicas del tema
como, por ejemplo, la Asociación Garaitza en Bizkaia. En este enlace GUÍA 75 LIBROS EDUCACIÓN SEXUAL FAMILIAS CON PEQUES.
ASEXOVI. CRUZ ROJA. 2020. PDF - Google Drive
podéis encontrar muchos materiales
gratuitos y descargables ordenados por temáticas y edades.
Trabajemos para que ni nuestro hijo ni ningún niño sea 1 de los 5 y se
elimine esta maldita estadística. Y no
dejemos esta labor sólo para los talleres que hacen el cole o en otros lugares.
En casa también se habla de esto.
Begoña Ruiz Ibáñez. Psicóloga, Referente de Protección a la Infancia en Bidegintza y educadora del programa Tratu-on.
Con la colaboración de
CUENTOS, COMICS, ANIMACIONES
PROPUESTAS DE JUEGOS , GUÍAS DIDÁCTICAS.
¿El mejor modelo parentomarental para el BUEN TRATO?
Podríamos definir el Buen
Trato parentomarental (1) como aquel
que va más allá de la mera ausencia
de mal trato; el que se refiere a la existencia en el contexto familiar de
condiciones que conduzcan a la cristalización de vínculos de apego seguro
a una adecuada gestión de la expresividad y regulación emocional e,
igualmente, a la existencia, de prácticas parentales que potencien el
desarrollo de la autonomía, la autoestima y la resiliencia (Anaut y
Cyrulnik, 2014; Barudy y Dantagan, 2005; DeHart, Pelham, y Tennen, 2006).
¿Y qué “modelo” parentomarental de
los existentes se corresponde mejor con esta definición? Si revisamos un poco
la bibliografía, podemos encontrar un número relativamente alto de estilos educativos
o de crianza con diferentes nombres o “etiquetas”. Tradicionalmente se ha hablado
del enfoque autoritario, permisivo, democrático o negligente. Podemos añadir
otros nombres u otros estilos como el sobreprotector, punitivo, sacrificante, ausente,
diplomático… También se han puesto en “boga” nombres como “helicóptero”, crianza
consciente, crianza respetuosa, parentalidad activa…
Crear estas etiquetas es un
intento de definir cómo moverse en torno a la expresión del afecto, la
disciplina, la comunicación, el fomento de la autonomía, la protección, y
otras variables implicadas.
Hemos de tener en cuenta que ningún
padre o madre puede tener un estilo estrictamente puro, sino que se tiende más
a uno incluyendo ciertos elementos de otros.
La adopción de un modelo u otro
sabemos que depende de la “herencia” recibida, del enfoque social
imperante en un momento dado, de aspectos culturales, de las propias
creencias, de las experiencias que se viven y del proceso consciente
que se va haciendo.
Y, ¿cuál es el MEJOR modelo? ¿Cuál
es el que se relaciona mejor con el BUEN TRATO a la infancia? Sabemos por la experiencia y los estudios
de vida y neurociencias, que hay modelos claramente negativos para el
desarrollo de los/as niños/as. Entre ellos, podríamos encontrar al ausente o negligente.
Sin embargo, en determinados momentos
muy puntuales algún elemento de un modelo autoritario, por ejemplo, puede tener su dimensión adaptativa para la
supervivencia (recordemos cómo nuestras figuras de liderazgo político han
tenido que introducir algunas medidas que podríamos considerar más autoritarias
para asegurar el control médico de la
pandemia, por ejemplo)
Por otra parte, enfoques como el
protector o el de la crianza respetuosa pueden conllevar cierto “peligro”
si degeneran o se llevan al extremo de la sobreprotección (por ejemplo, pérdida
de la propia identidad y autocuidado marental o violencia emocional por falta
de empuje a la autonomía) Y un modelo democrático mal entendido (en el que los
niños y niñas participan de todo tipo de decisiones con mucho poder) puede
crear inseguridad afectiva.
Por otra parte, hay que tener en
cuenta que buscar el modelo de crianza perfecto puede llevar a una
rigidez que enferma y llevar al aislamiento de otros padres y madres que no “practican”
la perfección. Esto hace que las redes afectivas se puedan “fragilizar”
José María Gasalla (2), que pertenece al mundo del liderazgo empresarial, plantea que no se trata tanto de encontrar o definir con un nombre el mejor modelo. Se trataría de ver qué elementos deberían estar presentes siempre. Y hace una traslación del enfoque del liderazgo con CONFIANZA de las 7 Cs al contexto familiar para tenerlas en cuenta como ejes que guíen:
Si nos centramos en las competencias que padres y madres deberían desarrollar para ejercer un Buen Trato familiar a sus hijos, el grupo Etxadi-Universidad del País Vasco (3) identifica algunas competencias fundamentales basadas en evidencias científicas. El programa BBKFAMILY las presentaba así en una de sus actividades abiertas para familias en su DOMO:
1- Protegerles antes de nacer. Imaginar en positivo la llegada del bebé y preparar el equipo de crianza y el hogar saludable.
2- Construir vínculos seguros. Desde la base del amor incondicional, una base de estabilidad y con la responsabilidad igualitaria.
3- Saber que nos imitan. Dar un modelo y una referencia positiva en su camino hacia la autonomía.
4- Jugar a cualquier edad. El juego, los cuentos como un espacio de relación insustituible por pantallas.
5- Practicar la flexibilidad y el respeto. Evitar las comparaciones, aceptar la forma de ser de cada una, sus aficiones, sus proyectos … desde un respeto mutuo.
6- Expresar y regular emociones. Identificar, poner nombre y regular las emociones según sus necesidades y ser modelo en ello. Así su autoconocimiento y el conocimiento mutuo será mayor.
7- Ponerse en el lugar de otras personas. Enseñar a entender, valorar los deseos, emociones, creencias de las demás personas. Labrar el camino hacia la solidaridad.
8- Practicar la educación democrática. Exigir, con respeto, sus compromisos y esfuerzos para su entorno; que puedan sentirse útiles.
9- Fomentar la autoestima. Reconocer sus esfuerzos cotidianos y su responsabilidad con los demás.
10- Practicar la exigencia. Animarles a que “busquen agua para cuidar su cepa” en lugar de regarla nosotras en exceso.
11- Aprender a afrontar el estrés y el conflicto. La casa como una escuela de civilización y respeto de los derechos humanos en la resolución de conflictos. Pedir ayudar si es necesario para ello.
12- Fomentar las relaciones sociales. Ir al parque, patio para que se relacionen estando presente para ayudarles.
13- Relacionarse con la escuela. Con una buena comunicación y trabajo conjunto.
La clave
de la “balanza”
Parece que el quid de la cuestión
es garantizar una seguridad afectiva en los hijos. De esta forma, como
plantea Boris Cyrulnik, experto en Resiliencia, (4), estarán más preparados
para afrontar las situaciones difíciles de la vida. Hay algunos elementos que
se han comprobado inhibidores de esta seguridad afectiva. La violencia física o
emocional en sus diferentes formas (sabemos que hay formas inconscientes o “normalizadas”)
Además de la violencia que tradicionalmente se ha considerado “directa”, Cryrulnik
señala la “violencia conyugal” como otro de los factores significativos
así como la precariedad social. Ésta supone una fuerte carga de estrés y
ansiedad para padres y madres. Puede derivar en que estén más centrados en aspectos
básicos de la supervivencia física, no tengan red afectiva de ayuda, pasen
menos tiempo con sus hijas, desarrollen enfermedades sociosanitarias o se
encuentren en estados emocionales más complicados para poder criar de forma
segura.
De hecho, María José Rodrigo (5) plantea que hay algunas familias que, por sus circunstancias, podrían estar en mayor riesgo a priori. Por ejemplo:
- Madres solas sin apoyos familiares o sociales con hijos a cargo, sobre todo, si tienen alguna discapacidad.
- Familias con situaciones de violencia en el hogar.
- Familias que viven en barrios conflictivos sin recursos educativos.
- Familias en las que los niños y niñas reciben escasa atención por el exceso de horas de trabajo de sus padres y madres.
- Adolescentes embarazadas sin apoyo familiar.
- Familias con hijos e hijas de otras culturas con situación de acoso escolar y cuyos padres-madres viven excluidos en la comunidad.
Un factor que se ha visto clave
para poder “girar” de forma preventiva o protectora la ecuación del Buen
Trato familiar es que las familias puedan contar con ayuda de una red afectiva o recursos de apoyo en la comunidad. Boris Cyrulnik señala que contar con alguien
que te ayude, que esté contigo es, por ejemplo, un elemento básico de resiliencia
para llevar mejor una situación difícil en la vida. Poder tener una red de apoyo, pedir ayuda y
enseñar a los hijos e hijas a hacerlo también es, de hecho, una competencia parentomarental
básica.
La experta en Protección a la Infancia Pepa Horno (6) señala en este sentido que la comunidad es clave para la crianza, sobre todo, en épocas o circunstancias de incertidumbre y dificultad. La comunidad disminuye la exclusión, reduce la violencia y posibilita la creación de vínculos horizontales entre las personas. Por ello, sería necesario, por ejemplo:
- fomentar la generación de redes de ayuda logística entre las familias (asociaciones, espacios comunitarios de encuentro…)
- crear espacios abiertos comunes para las familias.
- cuestionarse en positivo la posibilidad de que las familias participen en la comunidad con los niños y las niñas.
- practicar la mirada al resto de las familias desde el cariño, la escucha empática y sintiendo que formamos parte de una misma “tribu”. (como nos mirábamos desde los balcones en época de confinamiento por pandemia)
Todas estas dimensiones las hemos
de tener claras los recursos y profesionales que nos dedicamos a acompañar
educativamente a familias. En ocasiones, el modelo educativo de algunas
familias no es el “mejor” y, siendo así, para ellas puede tener una función “adaptativa”
en su entorno y ser fruto de un entramado de muchos factores. Posibilitar
que encuentren alternativas propias protectoras es un proceso complejo y
que requiere crear una relación de seguridad afectiva con ellas. Además, el punto de partida para cualquier
proyecto educativo debe ser el garantizar a la familia necesidades básicas como
una vivienda digna, ingresos económicos, trabajo e incluso protección física y psicológica.
Cuando estos estresores se van despejando en mayor o menor medida, podemos
acompañar de otra manera procesos de cambio de competencias, desde la dimensión
amplia de la resiliencia familiar. Uno de los objetivos será siempre
fomentar redes afectivas sanas para esa familia en su entorno. De hecho,
Pepa Horno, por ejemplo, recomienda no cerrar una intervención con una familia
si ésta no cuenta con una o dos personas de su entorno que puedan ser fuente de
apoyo emocional sano. Y esto no siempre
es fácil y requiere tiempo y tesón. Y no siempre lo tenemos "administrativamente".
¿Con
qué nos quedamos?
Desde luego, “invertir” en las
familias es invertir en nuestra sociedad de una manera inteligente. Y esto supone
hacerlo tanto a un nivel de protección (cuando ya hay dificultades) como de prevención.
Fomentar una parentomarentalidad
positiva en la sociedad tiene un impacto positivo en la infancia, eso
está claro. La Psiquiatría, la Psicología e incluso la Etología del Desarrollo,
acompañadas de los descubrimientos de la neuroeducación, así nos lo dicen. Además,
los estudios que se han hecho sobre el retorno económico de la acción preventiva
en parentomarentalidad positiva también lo apoyan. “Compensa”, incluso
económicamente. Y está claro que las
últimas estadísticas sobre salud mental y grado de violencia (en sus múltiples
facetas) que sufre la infancia y la sociedad
adulta nos muestran su necesidad. (Estudios diversos de UNICEF, Save The Children,
EDUCO, Asociación de Psicología Infanto-Juvenil, FAMPI …)
Apoyar la parentomarentalidad
positiva puede hacerse de muchas maneras. Crear campañas de sensibilización,
impulsar recursos de apoyo a las familias, dar a conocer los
medios existentes, poner en marcha talleres, cursos y actividades para
la reflexión, crear espacios comunes en la comunidad para el encuentro, facilitar
redes de ayuda logística mutua… Y también pasa por combatir la
precariedad social, combatir la pobreza económica, facilitar una vivienda
digna, apostar por verdaderas medidas de conciliación, responsabilidad
igualitaria, crear más y mejores servicios de atención pública a la
Salud Mental, atender la dimensión emocional de las mujeres embarazadas
y recién paridas …
¿Y sobre qué modelo de parentomarentalidad?
Sobre un modelo que científicamente se relacione con el Buen Trato pero ¡ojo! teniendo
en cuenta a cada familia y su punto de partida. El ajuste a la realidad
emocional, psicológica, física, social…de cada una tiene que ser contemplado. Mar
Romera (7) nos “avisa”, por ejemplo, de que tratar de “copiar” un modelo de
crianza “ideal” incorporando como autómatas una “batería” de consejos o pautas generales
sin un proceso de reflexión emocional y particular no va a funcionar. Y hay que
partir, sin duda, de aprender a ESCUCHAR y responder a las necesidades
de los niños y niñas. Desde el afecto, desde los límites, desde la flexibilidad,
desde la regulación emocional… Para crear un clima de seguridad afectiva que
posibilite clarificar expectativas, dar autonomía, tener retos, posibilitar reconocimiento,
innovar, crear …
Cualquier familia que quiera practicar
la parentomarentalidad positiva necesita escuchar a sus hijos e hijas. Y
cualquier programa que quiera fomentar este enfoque de Buen Trato en la familia
debería escuchar, recabar la opinión e incluir a los niños y niñas como
agentes en las fases de diseño, ejecución y evaluación de sus acciones.
Un grupo de adolescentes en uno
de los talleres de la campaña Buentratarte (8) nos decía:
- “Si no nos escucháis, no sabréis cómo ayudarnos”
- “Si nos escucháis pero luego hacéis lo que queréis, ¿para qué nos escucháis o decís que nos escucháis?”
- “Si no nos escucháis y pensáis a tiempo, haréis las cosas (bien) tarde”
- “Si nos escucháis y luego nos mentís, es lo peor”
Para acabar, me gustaría,
quedarme con esta palabra: ESCUCHA CONSCIENTE.
No es una de nuestras mejores competencias como padres/madres, como personas,
como entidades o recursos. Escuchar se escucha con los oídos, con la vista, con
el tacto… incluso con el olfato y el gusto … Y se escucha, sobre todo, saliendo
de nuestro propio narcisismo y desde el corazón. Criar de forma consciente supone escuchar de manera consciente. CULTIVEMOS LA
ESCUCHA para sentir, para vislumbrar qué hacer, para hacer lo oportuno,
para no llegar tarde y para practicar la honestidad.
Begoña Ruiz Ibáñez.
Psicóloga, educadora y referente de Protección a la Infancia en
BIDEGINTZA S.Coop. Educadora y colaboradora en programas y espacios divulgativos en torno a la Parentomarentalidad Positiva y
el Buen Trato.
BIDEGINTZA
COOPERATIVA de iniciativa social sin ánimo de lucro.
Bilbao,
2022.
(2) José María Gasalla. “Como fomentar la autoconfianza de un adolescente...y de ti mismo” . Jornadas Online: “Convivir con un adolescente”
(3) Grupo Etxadi- UPV Competencias Básicas para la crianza en adaptación para BBKFAMILY
(4) Boris Cyrulnik. “El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional” Aprendemos Juntos https://youtu.be/_IugzPwpsyY
(5) María José Rodrigo. II Jornadas “Apego, Resiliencia y Parentalidad positiva” Asociación Biraka
(6) Pepa Horno. “Criar en tribu, crecer en red” Jornadas BBKFAMILY https://youtu.be/bZTkAF8NSE0
(7) Mar Romera “El bienestar de nuestros/as hijos/as” Jornada de BBKFAMILY
(8) Bidegintza. “Voces de Niños y Niñas sobre el Buen Trato” https://buentratarte.blogspot.com/2020/04/descarga-la-memoria-voces-de-ninos-y.html
Otras referencias:
-
KIT DE PROTECCIÓN DE EDUCO www.educo.org
-
UNICEF “Guía de Paternidad Activa para padres” https://www.unicef.org/mexico/media/6311/file/Gu%C3%ADa_de_paternidad_activa_para_padres.pdf
-
Ayuntamiento de Santander Decálogo del Buen Trato
a la infancia https://www.bienestaryproteccioninfantil.es/imagenes/tablaContenidos03SubSec/cavas_05_decalogo.pdf
-
Save The Children “Queriendo se entiende la
familia” https://www.savethechildren.es/sites/default/files/imce/docs/queriendo_se_entiende_la_familia_vok.pdf
Con la colaboración de: