LA LOPIVI Y SERVICIOS SOCIALES: FRAGILIDADES, OPORTUNIDADES Y RETOS.

Hace ya unos meses que se aprobó la Ley Orgánica de Protección a la Infancia y Adolescencia frente a la Violencia. (conocida como LOPIVI) Poco a poco, se van articulando cuáles serán sus concreciones a nivel territorial y en los diferentes ámbitos en los que hay presencia de infancia.

Más allá de su sensibilidad y recorrido en materia de Protección a la Infancia, los Servicios Sociales también tendrán que afrontar una serie de reflexiones y cambios. Podemos apuntar algunas de ellos. Nos centraremos más en la parte general de Servicios Sociales, dejando el área relacionada con Centros de Protección para otro momento.

1- LA PREVENCIÓN. 

La LOPIVI apuesta por el concepto de Buen Trato a la Infancia dando un claro impulso a la dimensión de la prevención. Ésta siempre ha sido “la hermana pobre”, a pesar de las evidencias de su impacto e inversión económica positiva a medio plazo. Fernando Fantova (1) ya lo planteaba como una de las propuestas estratégicas para el avance de los Servicios Sociales, incidiendo también en la integración con otros ámbitos: “Apoyar la innovación tecnológica y social que permita visualizar y visibilizar los servicios sociales como rama, su impacto preventivo y su integración horizontal con otros ámbitos de actividad (singularmente vivienda-urbanismo y salud) en la comunidad y el territorio (Finney, 2019)”

De cara a las acciones que se vislumbran desde la ley, los municipios tendrán que seguir sensibilizando a la comunidad en Derechos de la Infancia, Buen Trato y Parentomarentalidad Positiva, por ejemplo.  Una alternativa que se puede vislumbrar es recoger, ordenar, posibilitar y potenciar desde la administración pública las iniciativas que ya vienen haciendo entidades y recursos sociales de la comunidad al respecto.   

Por otra parte, tal y como recoge la Ley, el sistema de Servicios Sociales tendrá que contar con personal especializado en detección temprana tanto en los Servicios Sociales de Atención Primaria como Especializada.  Y habrá que reforzar también esto.  

Aunque la ley no aborda tanto la dimensión comunitaria, introducir este enfoque en el diseño de programas, proyectos educativos y acciones sería fundamental de cara a la prevención. Generar redes de escucha, apoyo y cuidado mutuo entre las personas es básico para prevenir, por ejemplo. Sobre esto, podríamos hacer dos apuntes.

Las experiencias de trabajo preventivo coordinado y conjunto que ya se vienen haciendo entre Servicios Sociales. Entidades Sociales, Centros Escolares y Recursos de Ocio y Tiempo Libre son claramente satisfactorias. (2) Habrá que reconocerlas, impulsarlas y sumar de una forma más significativa a ámbitos como la Salud, el Deporte y otros. También, favorecer las experiencias grupales y el trabajo para ayudar a que se generen redes en la comunidad. Y, para ello, habrá que “salvar” cierta tendencia a la individualización en los procesos de atención y acompañamiento educativo que se venía observando y ahora más influida por la pandemia.

Abordar el Buen Trato a la Infancia desde un enfoque preventivo comunitario exige no tratarla como un “objeto destinatario” de la acción, sino como un protagonista más del proceso de análisis, diseño, ejecución y evaluación comunitaria, en el que claramente  se  les  escuche  y se les deje participar.

2- APUESTA POR LA FAMILIA Y LA PRESERVACIÓN EN LA UNIDAD FAMILIAR. 

La LOPIVI recuerda el artículo 18.1 de la Convención de los Derechos de la Infancia: los padres y madres son las primeras y principales personas responsables de sus hijos e hijas.  Las administraciones públicas deberán velar porque esta responsabilidad se ejerza de la mejor forma posible, posibilitando recursos, medios y agentes de ayuda para ello.  Esto a un nivel preventivo con programas de parentomarentalidad positiva, por ejemplo y, también, cuando aparezcan o se sospechen factores de riesgo.  Las actuaciones de prevención primaria y secundaria en relación con la violencia se configuran como prioritarias frente a las medidas de acogimiento alternativo. Parece que se refuerza la idea de que la salida del entorno familiar deberá ser la última alternativa posible, con lo que se tendrá que potenciar la intervención educativa con la familia para evitar en lo posible esto. 

Dentro de esta última línea, la LOPIVI apuesta por los equipos de intervención familiar y con la infancia y adolescencia multidisciplinares (educación social, psicología, trabajo social y abogacía cuando sea necesario) entrenados para la detección, valoración e intervención en situaciones de violencia. En algunos lugares ya vienen funcionando y podemos recoger sus indicadores de éxito para mantenerlos y replicarlos. También, recoger sus dificultades para transformarlos en retos a concretarse en acciones de mejora.

Además, la elaboración de planes de intervención familiar individualizados coordinados y con la participación de los diferentes ámbitos implicados, con lo que el trabajo en red tendrá que ser algo fundamental y a potenciar.

Resalta, además, el necesario apoyo a las familias en el ejercicio positivo de sus funciones parentomarentales en casos de riesgo o sospecha de violencia contra niños, niñas y adolescentes (NNA) con una coordinación eficaz entre SS Primarios y Especializados. Lograr esta coordinación no siempre es fácil y será necesario reforzarla, formarla y entrenarla.   

Sería interesante también revisar lo referido al concepto amplio de violencia que expone la Ley, que introduce explícitamente la violencia realizada a través de las tecnologías de la información y comunicación, especialmente la violencia digital. Habrá que crear o revisar los indicadores de riesgo de desprotección, con una nueva sistematización y especificación para esos casos y algunos como el abuso sexual infantil. Y no sólo eso, sino que habrá que hacer un buen trabajo interdisciplinar de consenso en la tan siempre difícil tarea de decidir cuándo hay que tomar medidas (y con qué objetividad protocolaria) para la retirada de NNA de su núcleo familiar.

Además, la necesidad de que todas las personas profesionales implicadas desde sus ámbitos y grado de especialización tengan una mirada común al Enfoque de Derechos de la Niñez y el Buen Trato a la Infancia.

Desde el punto de vista de muchas personas profesionales, por todo lo mencionado  y más sería  necesario una revisión de los dispositivos existentes en el acompañamiento con un refuerzo de personal, una mayor especialización en algunos casos o áreas, una revisión en los plazos de intervención y la aparición, quizás, de nuevos dispositivos de acompañamiento para determinadas situaciones.

3-  ROL DE AUTORIDAD DE LOS Y LAS PROFESIONALES DE SERVICIOS SOCIALES FUNCIONARIAS.

El personal de Servicios Sociales, por supuesto, sigue teniendo el deber de comunicación cualificado de notificar y actuar ante casos de desprotección y violencia hacia NNA. Con la nueva ley, el funcionariado de Servicios Sociales coge o refuerza algunas funciones:

  • Adquiere el rol y reconocimiento de AGENTE DE AUTORIDAD en sus funciones de protección a menores de edad. 

Así, por ejemplo, sus actas de inspección y denuncia adquieren la presunción de veracidad y si sufren una agresión en el ejercicio de su labor, será tenida en cuenta como una agresión a agente de autoridad.  Algunas personas expertas como Clara Martínez de la Universidad de Comillas (3), plantean que más allá de que personas que ejerzan la misma tarea podrán ser agente de autoridad o no dependiendo de si son funcionarias o no, puede existir cierto riesgo de que, si esto no se trata adecuadamente, degenere en cierta asimetría a la hora de consensuar decisiones con otras personas agentes, familias y menores de edad.   

  • Puede adquirir medidas oportunas de COORDINACIÓN en situaciones de URGENCIA para garantizar la mejor protección de NNA. 

Esto, en cualquier caso, parece que tendrá que regularse por los protocolos de las C.C.A.A. con el ritmo de elaboración que puedan llevar. 

  •  Hará el seguimiento y registro de los casos de violencia según el procedimiento de cada C.C.A.A. 

Con la reunión de todos estos datos, se realizarán análisis estadísticos desde un nuevo registro unificado de maltrato infantil.

La novedad o refuerzo en su rol, junto con la necesaria apuesta de procesos más intensos para la preservación familiar y la tarea “administrativa” que ya tienen, puede colocar a las trabajadoras sociales con una carga de trabajo extraordinaria, algo  que, muchas veces,  se da también en las personas educadoras y psicólogas sociales. En este sentido, Fernando Soriano Gómez (4), Presidente de la Comisión de Juventud e Infancia de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) planteaba ya la “saturación que viven las trabajadoras sociales al tener que dar salida, por ejemplo, a la ingente cantidad de burocracia y gestión administrativa, que las aleja de otras intervenciones directas sobre el terreno”. 

4- ENTORNOS SEGUROS. 

La Ley propone que todos los espacios en los que se encuentre la infancia y adolescencia sean seguros definiendo este concepto de la siguiente manera: “aquel que respete los derechos de la infancia y promueva un ambiente protector físico, psicológico y social, incluido el entorno digital”

Si tomamos como referencia el modelo de Espirales Consultoría y sus indicadores para que un entorno sea seguro, podríamos tener en cuenta algunos aspectos.

  • El entorno físico y emocional. 

Por ejemplo: accesibilidad, protección contra accidentes y lesiones, acceso e integración en la comunidad, control y seguridad en las tecnologías, distribución de los espacios de forma adecuada, temperatura, luminosidad, decoración, elementos de juego simbólicos, amplitud de los espacios, equipamientos necesarios… 

Aunque la evolución va siendo positiva, aún hay mucho trabajo por hacer en algunas oficinas o lugares en los que se atiende o acompaña a infancia y adolescencia en este sentido. En ocasiones, aspectos básicos como la ubicación, la accesibilidad, la luminosidad, la temperatura, la decoración …  lamentablemente aún dejan mucho que desear.

  • Competencias profesionales buentratantes

Por otra parte, para que un entorno sea seguro las personas que acompañan a NNA han de contar con una serie de competencias conscientes y entrenadas para el Buen Trato. A las personas trabajadoras y educadoras sociales se les presuponen las habilidades para ello y, contando con muchas de ellas, es necesario reforzar otras.

De hecho, la ley también recoge, por ejemplo, la necesidad fundamental de formación de las personas de los Servicios Sociales en aspectos tales como Derechos de la Infancia y Prevención, Detección e Intervención en casos de violencia. Ya en los planes de estudios de grados, grados superior y posgrados se incluirán contenidos al respecto.

Desde nuestra experiencia, hay algunos temas relevantes en los que seguir formándose. Por ejemplo: la afectividad consciente, la comprensión y acompañamiento en situaciones de trauma por abuso sexual u otros, la prevención de malas praxis relacionales en el medio presencial y online, la resolución positiva de conflictos, la educación en emociones … 

El Ararteko en su informe “Pautas de actuación en casos de abuso y explotación sexual de niños, niñas y adolescentes en Euskadi” (5) plantea entre otras cosas, la necesidad de impulsar desde la administración pública la formación en esta materia: “Que promuevan la formación y especialización de las personas profesionales de su ámbito correspondiente, incluidas las que

realizan su práctica privada. Deberá asegurarse, además, que dicha formación técnica especializada se lleva a cabo desde un enfoque de derechos humanos, de infancia y de género”

Montse Bobés, referente de educación en la Fundación EDUCO (6) plantea tres acciones concretas que podríamos hacer desde el acompañamiento socioeducativo en relación al Buen Trato: potenciar la escucha y la participación infantil y adolescente, la educación emocional y el uso de prácticas restaurativas para favorecer cambios. Las personas adultas del ámbito social necesitaríamos también una formación específica sobre cómo hacer en este sentido u otros que nos podamos plantear. 

Para ello, sin duda, será necesario que se tengan en cuenta suficientes horas de formación dentro del horario laboral, se incentive de alguna forma la formación más allá de éste y se cuente con apoyo económico para acceder a determinados tipos de reciclaje más especializado. 

El autocuidado del personal es otra competencia fundamental. Siempre ha sido así y en los últimos tiempos, coincidiendo con la pandemia aún más. La psicóloga experta en Protección a la Infancia, Pepa Horno (7) plantea la siguiente recomendación para las personas del ámbito social: “Del mismo modo que el personal sanitario, por encima de todo, buscar espacios de autocuidado. Aunque socialmente no sea visibilizado así, el ámbito social es también un ámbito de atención de emergencia con el mismo coste afectivo para las y los profesionales que se da en el ámbito sanitario”

El autocuidado pasa por poder hacer una buena regulación del trabajo y los descansos, incorporar dinámicas para la gestión eficaz del estrés (sobre todo, por la vía corporal), hacer una buena elaboración de la propia historia de vida, el trabajo en equipo y la supervisión.

Los contrastes educativos de equipo son acciones básicas a incluir en las dinámicas organizacionales para facilitar una conciencia y mejora en el trabajo. En Bidegintza, dentro del Plan de Acción de la Política Interna de Protección a la Infancia, se realizó hace poco una pequeña encuesta al personal sobre los elementos antiestresantes en su trabajo. Aspectos como las respiraciones y el trabajo corporal, hacer descansos, tener tiempo para leer, organizar y planificar el trabajo aparecían como significativos. Pero, sin duda alguna, el humor compartido y tener contrastes formales e informales con el resto de colegas fue el elemento más repetido y de mayor relevancia.

Además, una demanda que el personal educador lleva haciendo desde hace tiempo es poder contar con “supervisiones” externas· del trabajo educativo con personas que no pertenezcan al equipo multidisciplinar implicado en los casos para ofrecer una visión experta y “no contaminada”

  • La participación de la infancia y la adolescencia.  

La posibilidad de participar es otro de los ejes que hacen que un entorno sea seguro para NNA. Podemos considerar tres niveles de participación: escucha, participación y protagonismo. ¿Cómo se fomentan estos niveles en el ámbito de Servicios Sociales? Podríamos hacernos algunas preguntas al respecto:

¿Cuál es el nivel de escucha que se da a los niños y niñas en decisiones que se toman respecto a su vida familiar y personal? ¿Participan en la elaboración y seguimiento de su proyecto educativo? ¿A cuántas reuniones multiprofesionales acuden o en cuántas se trasladan sus opiniones? ¿Se les invita a evaluar el hacer de las personas de Servicios Sociales que les acompañan? ¿En qué medida se les deja la opción de hacer análisis de necesidades, diseñar, ejecutar y evaluar actividades o programaciones? ¿Se estimula su participación en la comunidad, su implicación en proyectos comunitarios?

El pedagogo y técnico en Protección Infantil, Antonio Ferrandis (8) plantea una reflexión al respecto: “Aunque parezca innecesario recordar esto treinta años después de la Convención de 1989, hay que asegurarse de que se ha informado, preguntado y pedido opinión al NNA, e incluso recabado su participación. Y esto no es porque seamos especialmente simpáticos y cercanos (que ojalá lo fuéramos), sino por imperativo legal de escuchar y tener en cuenta al NNA, sin discriminación alguna por edad, discapacidad o cualquier otra circunstancia en cualquier procedimiento que conduzca a una decisión que incida en su esfera personal, familiar o social, teniéndose debidamente en cuenta sus opiniones, en función de su edad y madurez. Y esto comprende sus manifestaciones directas (“verbalmente o a través de formas no verbales de comunicación”), como a través de personas designadas por el NNA que por su “relación de especial confianza con él” o por su profesión puedan transmitir objetivamente su parecer.

Dentro de la Memoria “Voces de Niños y Niñas para el Buen Trato” (8), una muestra de NNA trasladaba opiniones como éstas en relación a cómo se sentían con su nivel de participación en diferentes esferas de su vida. “Nos gustaría que:     

  • Los padres nos escucharan de verdad y no nos mintieran (13 años)
  • Las profes no echaran tantas broncas y que nos dejen tomar nuestras propias decisiones, aunque nos equivoquemos (15 años)

  • Los políticos fueran sinceros y se tomaran en serio las cosas de los niños. (14 años)

Para concluir, recalcar cuatro apuntes. Por una parte, la importancia de que los Servicios Sociales como red sean un entorno seguro para la infancia. Si bien la ley LOPIVI no recoge como tal el “maltrato institucional” se sabe que a veces el “entramado” de Servicios Sociales, con su complejidad y queriendo hacerlo bien, se convierte en un sistema que puede parcializar, confundir o ralentizar procesos a las personas, lo que no está en coherencia con dar seguridad. 

Por otra parte, la importancia de hacer procesos de reflexión e implementación de Políticas Internas de Buen Trato a la Infancia dentro de la red de dispositivos de Servicios y Entidades Sociales. Suponen una herramienta que traslada toda la mirada de Buen Trato a la Infancia en el día a día y genera un ADN del ser y hacer buentratante. Esto implica hacer Mapas de Riesgos de la violencia, generar acciones para fortalecer el Buen Trato, Códigos de Conducta, Procedimientos, Revisiones y Evaluaciones, Estándares de Participación … (y que sean contrastados con NNA). (9)  

Señalar también que será necesario abordar desde Servicios Sociales con otros ámbitos todas aquellas situaciones que la pandemia por COVID ha dejado traslucir o ha aumentado en relación al conflicto violento intrafamiliar en general, la violencia filio-parental, la violencia a través de los medios tecnológicos, las dificultades psicológicas que requieren una atención sociosanitaria… (11) Y para ello, habrá que dotar de recursos materiales, humanos y formativos específicos.

Por último, recordar la conveniencia de la colaboración entre personas expertas, universidades y centros de formación, recursos sociales, entidades, administración …dentro de un mismo territorio e interterritorios para poder seguir reflexionando, compartir y contrastar buenas prácticas y aquellos aspectos que ya estén más desarrollados o tengan más recorrido en un determinado lugar.  La experiencia en espacios de este tipo también es muy satisfactoria.  Que lográramos avanzar en esto sería todo un aprendizaje y un reflejo del buen hacer en el mundo adulto.

Begoña Ruiz Ibáñez. Psicóloga y educadora en Bidegintza S.Coop. Referente de Protección a la Infancia. Especializada en Entornos Seguros para la Infancia, Inteligencia Emocional VEC, Intervención Sistémica Breve Centrada en Soluciones y Psicomotricidad Aucouturier.

Con las aportaciones de educadores/as de Bidegintza S.Coop. 

BIDEGINTZA COOPERATIVA de iniciativa social sin ánimo de lucro.

Bilbao, 2021.





  1.  Fantova Azcoaga, F. (2020). “Líneas de innovación para nuestros servicios sociales”. Revista de Treball Social, 219, 53-69. DOI: 10.32061/RTS2020.219.02 http://fantova.net/?wpfb_dl=423
  2. Hazten Bilboko Zazpikaleetan / Construyendo en el Casco Viejo de Bilbao - YouTube Experiencias de trabajo conjunto entre Escuelas y Servicios Sociales
  3. Martínez Clara. “Ciclo de Jornadas sobre la Ley de Protección a la Infancia frente a la Violencia. Plataforma de Infancia y Universidad de Comillas” https://plataformadeinfancia.org/celebrado-ciclo-jornadas-sobre-ley-integral-proteccion-infancia-y-adolescencia-frente-a-la-violencia-lopivi/ 
  4. Soriano Gómez Fernando. Presidente de la Comisión de Juventud e Infancia de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) Jornada de UNICEF: “La equidad para la infancia: un reto para las entidades locales en fase de recuperación.
  5. Ararteko. “Pautas de actuación en casos de abuso y explotación sexual de niños, niñas y adolescentes en Euskadi”. https://www.ararteko.eus/RecursosWeb/DOCUMENTOS/1/0_5130_3.p 
  6. Bobés Montse. “Claves de Buen Trato a la Infancia en el ámbito social” Capítulo 5 de “Voces de personas adultas sobre el Buen Trato a la Infancia”. Campaña Buentratarte de Bidegintza S.Coop. https://bit.ly/3BSP6D2 
  7. Horno Pepa. “Claves de Buen Trato a la Infancia en época de pandemia y postpandemia”. Capítulo 9 de “Voces de personas adultas sobre el Buen Trato a la Infancia”. Bidegintza S.Coop. https://bit.ly/3w2y4QJ  
  8.  Ferrandis Antoni. “Cuidar la toma de decisiones: ¿Mantener en el hogar o separar para proteger?” https://renovandodentro.wordpress.com/2021/11/22/articulo-3-cuidar-la-toma-de-decisiones-mantener-en-el-hogar-o-separar-para-proteger-por-antonio-ferrandis-torres/  
  9.  Niños, niñas y adolescentes. “Voces de niños y niñas sobre el Buen Trato”. Campaña Buentratarte de Bidegintza S.Coop. https://bit.ly/391cUJk 
  10. Bidegintza. “Resumen de la Política Interna de Protección y Buen Trato a la Infancia” https://bit.ly/2ThHsRK 
  11.  Ruiz Bego. “Buen Trato y Salud Mental”. https://buentratarte.blogspot.com/2022/01/buen-trato-y-salud-mental-en-la.html  

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